Sheinbaum propone destinar 1% del gasto militar del G20 a combatir pobreza y cambio climático

En el marco de la Cumbre de Líderes del G20, celebrada en Río de Janeiro, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, cuestionó la distribución de los recursos globales al señalar que resulta «absurdo, sin sentido, que haya más gasto en armas que para atender la pobreza o el cambio climático».

Acompañada por los secretarios de Relaciones Exteriores y de Energía, Juan Ramón de la Fuente y Luz Elena González, Sheinbaum destacó los avances democráticos de México y su enfoque en construir paz, fortalecer instituciones y garantizar libertades. Además, anunció la creación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, en colaboración con otros líderes del G20.

Durante la primera sesión, denominada Lucha contra el hambre y la pobreza, propuso establecer un fondo global que destine el 1% del gasto militar de los países del G20 para escalar el programa mexicano Sembrando Vida, convirtiéndolo en «el programa de reforestación más grande de la historia». Esto liberaría alrededor de 24 mil millones de dólares anuales para apoyar a seis millones de sembradores que reforestarían 15 millones de hectáreas, mitigando el calentamiento global y reduciendo la pobreza.

“La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida”, enfatizó Sheinbaum, en un contexto marcado por las tensiones entre Rusia y Ucrania, agravadas por la reciente autorización de misiles de largo alcance por parte de Estados Unidos a Ucrania.

El presidente chileno, Gabriel Boric, elogió el enfoque de Sheinbaum, destacando su visión de concebir la educación, la salud y las pensiones como derechos fundamentales para construir sociedades más justas.

En la segunda sesión, Reforma de las instituciones de gobernanza global, Sheinbaum presumió que en 2025 México será pionero en la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consolidando un modelo de gobernanza basado en el humanismo mexicano y la economía moral.

Por Angel Soto