
El peso mexicano ha enfrentado un año difícil, cerrando 2024 con una depreciación del 22.8%, marcando su peor desempeño desde la crisis financiera de 2008. Las preocupaciones sobre el futuro económico de México, especialmente tras las elecciones presidenciales, han influido en esta caída. El peso, que alcanzó un récord de 16.25 en abril, comenzó a deteriorarse en junio con la victoria de Claudia Sheinbaum y el temor a reformas que podrían afectar el ambiente empresarial.
Además, la elección de Donald Trump como presidente de EE. UU. ha intensificado las preocupaciones por el comercio, dado su enfoque proteccionista. Esto ha llevado al peso a posicionarse entre las divisas con peor rendimiento globalmente, aunque algunos analistas sugieren que podría estabilizarse en los próximos años gracias a las diferencias en tasas de interés entre México y EE. UU.
El índice de la bolsa también sufrió, cerrando con una pérdida del 13.7%, el peor desempeño desde 2018. Sin embargo, hay optimismo entre especialistas sobre posibles oportunidades de inversión en el mercado local en 2024, a medida que se evalúen las circunstancias tras la toma de posesión de Trump y el impacto del «nearshoring».