Andrés Guardado se despide de la Selección mexicana en victoria sobre Estados Unidos

Andrés Guardado puso fin a su histórica trayectoria con la Selección mexicana este martes, al disputar sus últimos minutos en el duelo amistoso contra Estados Unidos, celebrado en el Estadio Akron, hogar de las Chivas del Guadalajara. El «Principito» saltó al campo como titular y capitán del Tricolor, despidiéndose en el marco del Clásico de la Concacaf.

Guardado cierra su ciclo con el equipo azteca después de 19 años, en los que jugó 182 partidos y participó en cinco Copas del Mundo. En esta última aparición, el mediocampista disputó 18 minutos, número que coincidió con su dorsal, y fue sustituido por Luis Romo, recibiendo una emotiva ovación de la afición y sus compañeros.

Triunfo mexicano y fin de la sequía ante Estados Unidos

La Selección mexicana también rompió su racha negativa de cinco años sin vencer a Estados Unidos, al imponerse 2-0 en el amistoso. Aunque los norteamericanos presentaron una alineación alternativa, el equipo de Javier Aguirre mostró una mejora significativa respecto a su actuación anterior ante el Valencia.

El dominio mexicano fue evidente desde el inicio del partido, y tras la salida de Guardado llegó el primer gol. Raúl Jiménez cobró un tiro libre impecable que se incrustó en el ángulo superior izquierdo, superando al arquero Matt Turner. Jiménez, en gran forma, deleitó a la afición con jugadas destacadas, incluida una chilena y una rabona.

El segundo tanto llegó en el segundo tiempo, cuando Jiménez, tras luchar por el balón, alcanzó a César Huerta, quien definió con precisión para sentenciar el encuentro.

Con esta victoria, México rompe una sequía que se remontaba al 6 de septiembre de 2019, cuando venció 3-0 a Estados Unidos en otro amistoso. Desde entonces, los estadounidenses habían dominado la serie, con cinco victorias y dos empates, incluyendo dos finales de la Liga de Naciones y una de Copa Oro.

Esta victoria marca un cierre emotivo y exitoso tanto para Andrés Guardado como para el Tricolor en su eterna rivalidad contra Estados Unidos.

Por Ricardo Castañeda